sábado, 22 de septiembre de 2012

Nunca lo dejé de hacer.

“Esa noche ibas preciosa.
Cuando llamé a tu puerta, y abrió tu padre, y saliste, la luna se murió de envidia al verte.
La sonrisa te hacía los ojos más bonitos. Y el pelo, suelto, sin el lazo que solías ponerte te hacía más adulta.
Todavía, a veces, antes de dormir pienso en tu vestido azul con el que he soñado infinitas veces.
Cuando me diste la mano y fuimos a la playa, me moría de ganas de besarte. Estabas nerviosa y me pediste que no me fuera, que me quedara contigo para siempre.
Después un beso, y otro, y otro más. Te quise.
Espero que puedas contarle a tus nietos lo feliz que fuiste aquel año, y que él se acuerde del primer día que te recogió, y de tu vestido.
Yo también volví a casarme. Ella también tenía una sonrisa preciosa, pero todavía sueño con la tuya. Pero ya no estamos juntos, y mis nietos me piden cada dos por tres que les cuente la historia del mejor año de mi vida, donde tú eres la protagonista.
Espero que por fin, esta noche, cuando vaya a recogerte tras más de cincuenta años, sigas teniendo la misma sonrisa que me hizo que me enamorara de ti.
Antes dije que te quise, pero mentí. Nunca he dejado de quererte."

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