jueves, 10 de enero de 2013

Eh, no es por ti, capullo. Es por el resto.

Era abrir una puerta. Siempre la misma, a la misma hora. Con la misma cara, la misma frustración y con el estómago igual de encogido que siempre. Rutina, llevas el nombre de desastre, de algo que queremos evitar y que cuando nos giramos la tenemos de la mano.
Es un deseo de tener a alguien detrás de esa puerta que te sonría y te dé las buenas tardes. Es un quiero y no puedo constante. Él es así, y yo no le soporto. Parece que solo lo veo yo, pero no me va a volver loca un crío de doce años. Quizá me haga romperme en mi habitación con ‘A thousand years’ sonando de fondo y que eso lleve consigo una almohada empapada por algo que odio decir y que si no son de felicidad, las suelo ocultar en público. Sí, lloro. Mis lágrimas me inundan la habitación. Pero en verdad es de la única forma que no me hundo. Me lleno de aire los pulmones y empiezo a decirme un montón de cosas que a veces me faltan de otras personas que no son yo. O eso, o yo soy muy exigente.
¿Y si es un problema? ¿Y si de verdad solo veo yo que vaya en contra de mí ese canijo? No es ese el problema, porque ya ves tú, uno más en mi contra, pst. Lo que me termina fulminando es sentirme sola, que nadie esté de mi parte en esta convivencia 'familiar', en el día a día. Eso es lo que me machaca hasta la saciedad. Eso y que cada vez se puede confiar en menos gente. ‘No todos son hermanos, y cada vez quedan menos’. ¿En serio merezco esto? Debí de ser muy hija de puta en mi otra vida para tener este Karma diario.

martes, 25 de septiembre de 2012

Hasta el cuello.

No hay niveles. Todo surge. Todo empieza y si empieza, acaba. Puede durar más, menos, lo justo, poco, demasiado. Pero acaba. Para dejar paso a otra cosa que pueda ser mejor. Una oportunidad, eso es, oportunidad es la palabra. A veces no aprovechamos las oportunidades, o porque no nos damos cuentas de que están ahí o simplemente las dejamos pasar, y si hacemos esta segunda, nos olvidamos del carpe diem. Yo me olvido de ese carpe diem y me paro a pensar, que es lo peor que puedo hacer. Cuando quieras, haz. Cuando no quieras, deshaz. Sé tú. Tu esencia, no cambies, mejora. Lucha.
Lucha porque todo vuelva a ser como antes, como al principio. Por esa oportunidad que dejaste escapar en el camino, por un motivo, cada uno sabemos a qué nos referimos, nada nuevo. Lucha porque no acabe, que empiece de nuevo, en todo caso. Retrocede. Ya sabes que acabar es el fin. No hay nada. Es oscuridad y frialdad. Soledad y ego. Tú y.. Tú. Tus fallos. Tus derrotas. Tu mierda. Tu vida. Al fin y a cabo, todos tenemos de eso. Voy a vivir con ello, toda la vida, mejor que me vaya metalizando de que habrá días en los que esté jodida y no pueda hacer otra cosa que escribir todo esto que otros se tragan, pero habrá otros días en los que ni me creeré que toda esta mierda pueda ser cierta. Por esos días es por los que vale la pena luchar.

sábado, 22 de septiembre de 2012

Nunca lo dejé de hacer.

“Esa noche ibas preciosa.
Cuando llamé a tu puerta, y abrió tu padre, y saliste, la luna se murió de envidia al verte.
La sonrisa te hacía los ojos más bonitos. Y el pelo, suelto, sin el lazo que solías ponerte te hacía más adulta.
Todavía, a veces, antes de dormir pienso en tu vestido azul con el que he soñado infinitas veces.
Cuando me diste la mano y fuimos a la playa, me moría de ganas de besarte. Estabas nerviosa y me pediste que no me fuera, que me quedara contigo para siempre.
Después un beso, y otro, y otro más. Te quise.
Espero que puedas contarle a tus nietos lo feliz que fuiste aquel año, y que él se acuerde del primer día que te recogió, y de tu vestido.
Yo también volví a casarme. Ella también tenía una sonrisa preciosa, pero todavía sueño con la tuya. Pero ya no estamos juntos, y mis nietos me piden cada dos por tres que les cuente la historia del mejor año de mi vida, donde tú eres la protagonista.
Espero que por fin, esta noche, cuando vaya a recogerte tras más de cincuenta años, sigas teniendo la misma sonrisa que me hizo que me enamorara de ti.
Antes dije que te quise, pero mentí. Nunca he dejado de quererte."

martes, 7 de agosto de 2012

Una realidad.

Deseaba pasar un día contigo. Un día sin que nadie nos molestara, disfrutar de tu compañía, y llegó, sin más, ese día llegó.
Estaba nerviosa, el corazón se me iba a salir, había mucha gente, esperaba reconocerte, ¿cómo no iba a hacerlo?
Te vi a lo lejos, sonreí para mi. Estabas distraído, a saber en que pensabas. Caminaba despacio, nerviosa, los tacones se clavaban en el suelo como piedras en el camino. Suspiré, te tapé los ojos por detrás, reí.
Me reconociste sin pronunciar media palabra, te miré y sonreí. Nos abrazamos. Estaba tan cerca tuya.. Éramos uno, joder. Te cogí la mano a los pocos minutos mientras caminábamos por un parque, nos sentamos al lado de una fuente, nos reímos, contamos tonterías, batallitas. Intimamos. No podía creerlo aún. No dejaba de mirarte, de rozarte todo lo que podía, sin parecer una lanzada, pero es que lo necesitaba, te necesitaba.
Pasamos la tarde y el día juntos. Se pasaron las horas volando, me aferraba a ti para luego poder recordarlo.
Me tumbé en tus piernas mientras éstas hacían de almohada, te miraba, me mirabas, y surgió.
Acariciaste mi mejilla con la parte de detrás de tu mano, te acercaste a mis labios, me besaste, te besé, nos besamos.

De repente te esfumaste. Yo estaba en mi cama, mi madre abrió la persiana y me dijo; 'despierta dormilona'. 
Me volví a acordar de ti. Abrí los ojos. No podía ser. 
'Ey, que mañana tienes más horas para seguir soñando', me dijo.
Suspiré y susurré, 'algún día dejaré de soñar'.


domingo, 6 de mayo de 2012

Tropezarías conmigo más de una vez.

Seguro que más de una vez, intentado no caerte, te caíste. Seguro que cometiste un error más de dos veces. Todos lo hacemos, asique él también. Si yo tuviera que ser algo en su vida, sería ella, esa persona que no necesita tener un motivo exacto para abrazarte, pero voy a escribir como si fuera un objeto, asique allá voy..
Si yo fuera un objeto sería esa piedra que está en su camino, esa piedra que aveces estorba y se pone en medio, esa piedra que aveces solo la relacionan como un error, pero todo el mundo se acuerda de que existo, y mientras él sepa de mi existencia, seguiré ahí mucho tiempo. Seguiré ahí haciéndole que se tropiece para que lo viese todo más claro cuando se levante, ayudándole, en definitiva, a madurar. Haría que madurase con los daños, más que con los años, pero siempre sin ninguna mala intención. Seguramente sería más de una vez un estorbo, sí, pero me arriesgo. Mi propósito, al fin y al cabo, sería que tropezase más de una vez conmigo, las que sean necesarias hasta que se diese cuenta de que soy necesaria en su vida.

viernes, 23 de marzo de 2012

Él.

Empezó como algo raro, algo que no estaba demasiado definido, no era normal, pero tampoco era malo, simplemente era diferente. Nunca le quité importancia. Nunca te quité importancia. Todo lo que hablas, sonríes y vives delante de un ordenador un día se termina traspasando a la realidad, una realidad que se vivió un 23 de marzo. Hoy.
Todo lo de esta tarde iba con cariño, simplemente quería darte una buena impresión, espero haberlo conseguido. Y si no, espero tener tiempo para hacerlo.
Coger cariño a personas que ni si quiera conocía en persona ha sido algo difícil, pero lo has conseguido, y sí, te quiero, te quiero mucho. 

martes, 28 de febrero de 2012

I love you.

Your smile. Your eyes. Your lips. Your hair. Your voice. Your laugth. Your hands. Your smirk. Your teasing. Your humour. Your weird faces. The way you walk. The way you say my name. The way you look. The way you talk. Your dance. Your body.
                                     YOU