Anoche, mientras me encontraba en mi cama mi mente comenzó a viajar en el tiempo y empezó a recordar cada uno de esos maravillosos momentos que viví a tu lado, desde que te conocí, hasta el último día que pasé contigo, que gracias a Dios, fueron muchos.
Fue inevitable no sentir nostalgia, por lo que sin darme cuenta y sin querer, ya me encontraba llorando en silencio sobre mi almohada.
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