Y sin querer le abrazas. En estos días donde el frío roza la piel de tu cara intentando rasgarla, a ti se te ocurre abrazarte contra su pecho, es el mejor refujio, además es él, ÉL. Alzas la cara un poco y te topas con sus ojos, le sonríes, parece que ya te estás empezando a olvidar del frío.
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